Camino tierra adentro
Después de la feria de arte, pase unos días disfrutando el FESTIVAL de DARWIN. Es un evento de la ciudad con actividades al aire libre, teatro, baile, música.
Caminé las ferias de la playa, y soleadas tardes en la playa artificial. Tienen hasta una pileta con olas artificiales. Hay muchos cocodrilos en el mar, así que mejor prevenir que curar. Así pasé unos días en Darwin, pero no me atrapó, o no me dejé.
Estaba en uno de esos hostels superfiesteros y yo pensando en el arte; no encajaba. Así que me desperté una mañana y dije: “Me voy hoy”. Compré un pasaje en colectivo a Alice Springs. Ya necesitaba estar poniendo mis manos en colores.
Hice parada intermedia en Katherine, una pequeña ciudad a mitad de camino. Mi mochila ya se estaba convirtiendo en aventurera: cargaba carpa y colchón también. Encontré un hostel, donde me ofrecieron por menos precio utilizar el camping, que básicamente era en el patio.
Esa noche cuando me acosté en la carpa, mirando las estrellas, un mes después de haber empezado esta ruta, me dije: “¡Mirá adónde llegaste!”. Algo en mí estaba cambiando; los miedos se habían ido quedando en el camino, ya me tenía más confianza y de a poco me acercaba a lo que estaba buscando.
Pasé solo 2 días en Katherine. Lo más lindo para ver es Katherine Gorge. Son cañadones de piedra roja, que esconden en el centro un río amplio y verde, playitas de arena, intensos colores. Hay diferentes circuitos de caminatas para ver diferentes gargantas de estos cañadones y cascadas, no son difíciles pero el sol intenso lo hace más pesado.
Llegar al centro
Después de un par de horas más en colectivo llegué a la remota ciudad de Alice Springs, LA (con mayúsculas) ciudad del desierto. Fue fundada allá por 1880 como punto de unión a partir de la extensión del telégrafo entre Adelaide y Darwin. Su gran expansión llego con el ferrocarril en 1920. Y se consolidó como un núcleo central luego de la construcción de la ruta asfaltada durante la segunda guerra mundial cuando Japón atacó la base de Darwin, por lo que Alice fue una gran fuente de recursos.
Ahí llegué: una ciudad en medio de las montañas, donde los atardeceres rojizos te dejan con la boca abierta. Viven unos 20.000 habitantes, gran presencia de aborígenes. Es la puerta de entrada al CENTRO ROJO de Australia, a sentir el inhóspito outback.
Una ciudad donde la gente anda en bicicleta, con una enorme proliferación de movimientos artísticos y festivales. Será quizás porque están literalmente en medio de la nada que se inventan cosas para hacer de las más variadas, o eso me contó alguien. Me dio la bienvenida con una regata en un río absolutamente seco. De arena que parece una playa, una vez al año rebalsa por las crecientes del norte. La tradición dice que mientras más veces veas el río Todd con agua es más difícil puedas despegarte de Alice.
Pero ellos, con la excusa de juntarse, hacen una regata cuando está seco. Barcos pirata al mejor estilo comparsa de carnaval con tripulantes que corren a pie. Se convierte en una batalla campal que incluye mangueras de agua, incendio de parte de un barco, guerra de bombuchas con un polvo blanco.
Y de pronto, sin que yo pueda entender la más mínima regla del descontrolado juego, se declara un ganador que sale a festejar sin haber entendido cuál es el criterio de selección. Pero no son ningunos improvisados. Es la edición 54. Así que, tras semejante despliegue, supongo que tienen reglas secretas que los ignorantes visitantes desconocemos. Pero no puedo negar que me divertí al ver semejante bizarro espectáculo.
Mi próximo desafío fue un voluntariado en un centro de arte aborigen, en Yuendumu, un pueblo de 800 habitantes a 300 km noreste de Alice Springs, al centro del Outback.
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