Nos han enseñado desde muy pequeños a seguir reglas, aprender el abecedario en cierto orden, un idioma, gramática para poder comunicarnos, a vestirnos de cierta manera, a comportarnos. El pasar de los años va completando nuestro curriculum académico, escuela primaria, secundaria, universidad y seguimos. Pero, ¿acaso el cuerpo no tiene otras formas de expresión?.
Desde chica me gustó expresarme en el trabajo manual. Es normal que ande con manos coloreadas, pegotes de cosas, retazos de colores, son parte de mi esencia, de ser yo misma. Al principio como un juego, hoy mi camino, mi profesión.
El trabajo con nuestras manos desde dibujar letras sobre un papel para contar una historia, mezclar sabores para lograr un plato exquisito, hacer cerámica, música, pintura, coser, bordar, tejer. Todo eso que transformamos a través de nuestros dedos, es una forma de comunicarnos, es también aprendizaje y es inteligencia.
Conectarse con uno mismo
Es un terreno tan único como cada persona, es un lenguaje donde no hay límites ni reglas más que las propias. Lo vemos como un hobbie, un pasatiempo, que paradójicamente nos conecta con el tiempo real, el ahora, el ser y estar en el mismo lugar. Concentrarnos en el movimiento de nuestros dedos, en un saber que viene desde adentro.
Las estructuras académicas y sociales priorizan sobre todo el saber intelectual. Está tan internalizado este tipo de conocimiento, que nos cuesta ver el saber de las manos como tan o más importante que expresarnos en otros aspectos.
Un saber que no controlamos con la cabeza si no con las manos, la activación más profunda de los sentidos al transformar la materia en un producto que habla de nosotros mismos.
Descubrir un nuevo idioma
Como si se tratase de magia, la alquimia de los dedos cuando sienten la trasformación.
Podemos encontrar creatividad en muchos aspectos de nuestra vida, hay quienes disfrutan de cocinar y que los sabores se mezclen al calor del fuego, quienes encuentran pasión en las cuerdas o los tambores para expresar sonidos, quienes como yo nos enloquecemos al mezclar colores, plantas y tejidos creando nuevas formas.
Como a veces sin saber, porque no podemos controlarlo con en el intelecto, creamos algo que viene desde adentro. Mezclamos, probamos, logramos la trasformación llevándonos a encontrar también satisfacción personal.
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– enciende tus sentidos al transformar la materia –
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Valorizar saberes ancestrales
Conectarse con y a través del trabajo manual, reaprender y reformular. Valorar saberes ancestrales, que nos conecten más con el entorno, con la tierra, necesita de nosotros en todos los sentidos.
Son conocimientos que antes pasaban de generación en generación como valiosos tesoros familiares, llenos de cultura e identidad.
El trabajo manual nos lleva a descubrir nuevas formas de comunicación. Nos conecta con nosotros mismos, despertamos los sentidos, les hacemos sentir cosas nuevas a nuestro cuerpo. Liberarnos, soltar la mente, puede llevar a encontrar una nueva voz para comunicarnos.
Cada uno tiene una forma diferente de agarrar el lápiz, de dibujar una letra. ¿Recuerdan cuando antes agarrabas un papel y con sólo mirarlo sabias de quien era por su letra? Hoy un texto a computadora no nos permite adivinar el remitente.
Disfrutar del trayecto
El aprendizaje no está en el resultado si no en el proceso, en amar la trama, el camino, disfrutar el trayecto, valorar lo que pasa en el medio entre el impulso del comienzo y el producto final.
Concentrados en lo que sentimos, interna y externamente, al darle forma a eso que pasa por nuestras manos. En cada puntada, pincelada, observar cada movimiento va acompasado al ritmo de nuestro pulso y respiración, de nuestra concentración plena.
El proceso artesanal, a fuego lento y paciencia, nos hace transitar un camino hacia el producto que queremos obtener o a la expresión artística. Así, lejos de la inmediata y efímera vida tecnológica actual, donde con solo pulsar un botón podemos obtener un producto, el trabajo manual requiere de un proceso mucho más lento. En el trabajo propio vamos a hacer un camino, un proceso, un aprendizaje que se festeja en la satisfacción del trabajo terminado y nos recordara lo nuevo que aprendimos.
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– «Despertar lo que nos corre en las venas» –
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Creer lo que creamos
Este tipo de inteligencia nos ayudará en muchos aspectos, principalmente a estar concentrados, liberar la mente por un rato, encontrar satisfacción y ver un resultado tangible de lo que nosotros mismos podemos producir.
Nos lleva a un estado de felicidad profundo y de autorealización. Nos volvemos más eficaces en nuestras tareas, sensibles y productivos con nuestro tiempo.
La concentración en nuestro trabajo nos hace pensar “que se nos voló el tiempo”, perdemos por un rato la noción del minutero, cuando estamos disfrutando de lo que hacemos y el tic-tac va a nuestro compás.
Disfrutar de nosotros mismos
Disfrutar de estar con uno mismo, conocernos, fortalecerá nuestra personalidad y auto valoración.
Hacer manualidades, entendido como cualquier tarea manual de transformación, nos lleva a un estado de meditación activa. Concentrarnos y conectarnos en el compás del movimiento, encontrar el equilibrio mientras se avanza, algo así como andar en bicicleta.
Así lograremos despertar los conocimientos que llevamos dentro, eso que solemos decir que “nos corre por las venas” y podemos extraer espontánea e intuitivamente.
Como si por un rato viajáramos en el tiempo a ser niños, a sentir con los dedos, a mezclar como nos plazca, a no seguir reglas.
Mi mamá me contaba que de chiquita me gustaba comer pollo con dulce de leche, ¿quién me decía que algo salado no iba con el dulce?, aún mi mente no tenía la estructura que salado y dulce juntos no estaban tan bien vistos.
Experimentar la materia a través de los sentidos sin ponernos límites. Aprender desde un saber primitivo, sin especular, si no disfrutando del camino. Ponerle freno al ”deber ser” para dejarnos ser como somos.
Reviviendo nuestro placer libre de prejuicios. Trabajar la paciencia para reducir la ansiedad de la inmeditez de nuestros dias, hacer por placer y no por obligación.
Beneficios de crecer por dentro
Los beneficios son múltiples, conocernos más y encontrar ese estado de concentración nos ayuda a solucionar problemas y mejorar. Por eso creo firmemente que el promover la cultura local y la identidad de los pueblos, como de nosotros mismos, se convierte en un antídoto contra la industrialización que nos convierte en productos de cadena industrial todos iguales.
Mostrarnos como somos y fomentar la diversidad, enriquecerá nuestros conocimientos, lograremos nuevas conexiones y se podrá en manifiesto nuestra esencia más real. Despertando los sentidos sobre el cerebro. Desafiándonos a encontrar nuevas formas de hacer.
Recuperar la satisfacción de perder la noción del tiempo, de no tener que correr. Permitirnos por un rato, “perder el tiempo”, y ser productivos para nosotros mismos a nuestro ritmo.
Revalorizar nuestro cuerpo y de sus habilidades, más allá de la inteligencia del cerebro, resignificar materiales, revisar antiguos labores y usar energía humana. Encontrar una forma de hacer, de comunicarse, de expresarse, de decir algo.
Recuperar lo humano, el ser, el alma de los procesos, de las cosas, fundamentalmente de las personas.
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